Poemario: Conexiones Mágneticas


Garabatos de Soledad

  • Poesía

Llega la hora del desayuno,
el azúcar, el té humeante,
el pan… ¿Dónde está?
--No hay pan, el dinero no alcanzó—mi madre.
Tendré que tomar sólo té,
lo sospeché desde que el perro ladró. De hambre.

Vacío está mi estomago,
el hambre me tiene dominado y agobiado,
alcanzó a ver estrellas, fantasmas.
Parece comida…Corro… ¿Para qué?
es ilusión, sólo eso ¿Para qué? Sombras.

Almuerzo. Una sopa de letras, nada más.
Ya sé, pasó lo mismo que en la mañana,
pero aún así puedo seguir respirando, viviendo.
¡De pronto! un recuerdo frágil y candente.
¿Qué será de ella? ¿Vivirá?...
Ayer pasé por su casa, creí verla salir,
pero sólo distinguí a un niño
de ojos pálidos y cuerpo enflaquecido.
¿Vivirá lo que yo vivo?
no lo sé, no lo sé… ¡ojalá que no!

¡Oh! su dulzura de mujer,
su cuerpo tan bello y delicado,
sus labios provocativos, su cintura sensual.
Todo, todo me hace olvidar la pobreza,
su mirada observadora, sus cabellos.
¿Para qué seguir?  ¡La amo! ¡La amo!

Ya no estudia,
no está por el patio sonriendo
ni en la puerta de su salón mirando.
Ya no la veo con su uniforme gris,
con su peinado de proyecciones virginales.
¿Por qué no vendrá?
¡Me han dicho cosas!

A veces camino soñando,
paso frente a su casa,
la miro, está triste sin sonrisas ni nada.
¿Ya no será la de antes?
no, no lo creo,
a pesar de eso
no he oído su voz
hace tres meses y dos días
y dos horas.

Poeta, poeta de mundos ignorantes,
¿Para qué escribo? ¿Por qué pienso en ella?
Mi poesía termina,
si terminará cuando se oigan
mar de olas y brisas frescas.
Miro allí,
gotas de rocío caen,
de ahí,
¿De acá?
No cerca de allí,
cerca de ti.
La flor. Tú… ¡Tú...tú…