Poemario: Conexiones Mágneticas


Misterio de un Delirio

  • Poesía

Mirando
a través de un espejo de la calle,
recordando
tu expresión falsa de niña inocente,
observando
la sombra oscura de tu silueta moza,
contando
las horas desde aquel día blanco:
La pena no tiene límites.

II

Yo canto junto a la vereda
un poema desgastado por el viento.
Juego con una pluma
que vino volando de una ala blanca,
no sé si ayer o hace un instante.
Yo escribo en la pared rosa
tu nombre con tinta de mis labios.
Duermo en un rincón,
soñando con una caricia de tus pestañas,
y grito al cielo gris,
el murmullo tenue de mi suspiro nocturno.

III

El claro amanecer de julio
me ha despertado.
He vuelto a perderme en la claridad,
he visto tus ojos,
tu sonrisa y tus cabellos negros.

El  sol ha brillado rozagante,
ha calentado mi piel húmeda
dibujando una sensación de júbilo.
Perdido, perdido camino por el asfalto,
siento mis pies heridos,
mi garganta seca,
mi cuerpo débil.
Llego a un prado verde junto al río,
veo tus manos,
tus pies y tu sombra.
¡Corres! ¡Corres!
ahora escucho tu respiración,
y la melodía de tu voz.
Te detienes y me miras,
luego me abrazas y lloras.
¡Corremos! ¡Corremos!
estamos llegando al mar.
Nuestros cuerpos caen exhaustos
tendidos en la ribera…

IV

Es de noche,
una ave blanca nos ha venido a despertar.
Ha dejado una pluma,
¡Es el amor! ¡Es el amor!
que ayer olvidé.