La Primera Rosa
- Poesía

Era de mañana y no lo recuerdo,
sólo sé que tras el sol te vi.
Mi corazón es muy cuerdo,
no quiere fingir amor por ti.
Dulcemente tenue la mirada afable,
y la sonrisa meditabunda, cortés.
El lenguaje del amor nadie lo sabe,
excepto tu corazón y el mío.
Era tarde de sol fosforescente,
aquella vez mis ojos ardían de deseo;
todavía queda ello arraigado en mi mente,
a veces te veo y tu hermosura no lo creo.
Centellando tu voz me abraza,
y no entiendo de idilio juvenil
ni de amor que luego pasa.
El amor se lleva hasta la muerte.
Era hora matinal y noche serena,
durmiendo te soñé despierta,
llorando recordé tu sonrisa,
recordando me enamoré de ti.